miércoles, 2 de junio de 2010

Si quieren opinar, levanten la mano.

Los resultados del SIMCE- disponibles en cualquier diario- nuevamente mostraron que la educación chilena es una deuda. Una deuda histórica con la gente que no tiene acceso a la educación privada, y con los profesores que hace ya un buen tiempo han dejado de ser considerados como importantes (excepto en período de elecciones).

Por otra parte están los estudiantes. Esos típicos manifestantes que se repiten año a año en la Alameda gritando consignas, tirando panfletos y después de un rato, corriendo por todos lados para librarse de Carabineros- y sus gases y chorros prepotentes de agua- o de los que van simplemente a jugar tiro al blanco y botar rabia.

Sin decir que esté de acuerdo o no con los desmanes y la violencia en general, se le debería dar espacio y peso social a los jóvenes. Las energías que hacen falta están ahí.

Si un hombre de negocios quiere saber qué hacer para mejorar su empresa, tiene que, indudablemente, pensar en lo que quieren sus clientes. El alumno es un cliente educativo, un "cliente mental" que tiene opinión y sabe a qué le está "echando de menos".

La idea de crear una reforma en la educación siempre ha estado presente en la cabeza de los presidentes, pero hasta ahora pareciera que no pasan el exámen, al menos en cuanto a trabajo grupal. Los resultados del SIMCE son una señal, un síntoma que no se está viendo de buena forma. Si la educación está enferma, está buscando la solución con un mecánico, no con un doctor.

No se trata de dar pleno poder o aplaudir todo lo que digan los jóvenes, no. Los conocimientos y la experiencia están del otro lado esta vez. Pero sí se trata de saber dónde está la traba, hay que revisar todas las piezas de la máquina y entender que más allá de las estadisticas están las voces. En los sesenta y setenta la juventud tuvo mayor peso, y si bien no se encauzó siempre de la mejor forma, la energía produjo unos cuanto cambios.

Si se pretende mejorar de verdad la educación, no aparece como el mejor camino exigir más y más desde una edad más temprana- algo que hasta se ha disfrazado de entretención- sino poner una silla para todos los que tengan una voz en la mesa. Sabiendo lo que pasa por la cabeza de los jóvenes, por disparatadas que parezcan algúnas propuestas, se puede llegar siempre a un resultado más completo.

Ya que somos tan buenos en Chile para imitar lo que viene de afuera, debiésemos seguir ejemplos más positivos que cambiar el sistema de clave para las tarjetas de crédito, y bajar el impuesto al libro, sólo por dar un ejémplo. Si se pretende tener logros de verdad, sería positivo dejar opinar. Ordenaditos eso sí, levantando la mano y con voz firme y fuerte para que todos puedan escuchar.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. me gusta, sobretodo el último párrafo dónde se destaca de sobremanera que es un escrito de opinión, es muy humano ese párrafo y tb muy chileno

    yo creo q en parte pasa x nosotros los jóvenes q salimos hace menos de 10 años y que nos acordamos como fue nuestro paso x la escuela el tener ideas e incentivar a mejorar la educación de las próximas generaciones, xq aún tenemos fresquitos los buenos y malos ratos del colegio, pero tb tenemos conocimientos profesionales en diveras áreas donde podemos crear proyectos de ayuda altruista, x un Chile mejor, xq todos lo keremos y amamos

    mi tesis se trata de esto mismo, ayudemos a mejorar la educación

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