Una masa que piensa es quizás el mayor peligro para una minoría controladora, así como una masa que prefiere no pensar es el peor enemigo de sí misma.
Frente a la primera parte de esa oración es que se ha discutido y han nacido los mayores caudillos y personajes de nuestra historia como chilenos, sudamericanos, latinos e incluso humanos. Frente a la segunda parte, aún no se hace nada muy efectivo por cambiar las cosas.
Fútbol- o deportes en general- ofertas, tetas en la televisión y chismes. Eso es lo que llena la canasta que tenemos para recibir información en nuestro cerebro. No es que no pensemos- que es lo que da para pensar como primera impresión- sino que no queremos pensar. Eso es mucho más peligroso.
Uno de los blogs que se puede leer entrando al diario La Tercera, hablaba sobre el conflicto de los límites con perú. Es impresionante la cantidad de opiniones que se puede leer y que muestran que, al parecer, esa canasta esta saturada de falta de información, de nacionalismos sin sentido y de odios.
No queremos pensar. Por eso nos cae tan bien la nueva política del "pan y circo" que nos están dando como si fueramos palomas de plaza de pueblo. Mientras nos atacamos entre chilenos y peruanos, mientras nos fijamos en que a una bailarina se le salió una pechuga del vestido y celebramos los goles de Chile en el mundial, siguen pendientes las materias que de verdad importan y que tendrían una solución más completa con un poco de nuestra atención.
El gran problema que tenemos no es que haya unos pocos que controlen todo, sino que los dejamos hacerlo. Son dos las cosas que se juntan para que se de el escenario que tanto se critica pero sobre el que pocos actúan para poder cambiar. Primero, el hecho de que efectivamente es un puñado de señores hediondos a biblioteca el que toma las decisiones que nos afectan a todos. Segundo, que sabiendo que es así, dejamos que sea así mientras seguimos encandilados ocupándonos de otras cosas que al final del día no van a mejorar los asuntos desde la médula.
No hay absolutamente nada de malo en darse un relajo. En reírse de algo simple o banal, o incluso en poner atención a una mujer - u hombre, para las señoritas- agraciad@ por la naturaleza. Que se convierta en una actividad diaria o casi una religión es lo terrible.
Es difícil de todos modos el cambiar algo que es casi un hábito. Sin ir más lejos, para poder sentarme a escribir tuve que apagar la tele. Pero se puede, y hasta tiene cierto nivel de gratificación cuando uno se da cuenta de que pudo.
Quizás las soluciones a los problemas o temas que de verdad tienen peso en cómo vamos a vivir los próximos días no están a la vuelta de la esquina ni las vamos a tener en la cabeza este otro lunes, pero mucho más lejana se ve la posibilidad de hacer algo productivo si ni siquiera se hace el intento. ¿Estaré equivocado? Probablemente. Pero al menos para que me digan que lo estoy, el o los que lo hagan tendrán que renunciar un rato a la dieta de pan, pelota, tetas y circo de la que hablo.
Ahora, si alguien puede encontrar soluciones a partir del mundial, la modelo de turno o cualquier cosa así, entonces haga que jamás leyó esto y yo...yo me voy a acostar.
Frente a la primera parte de esa oración es que se ha discutido y han nacido los mayores caudillos y personajes de nuestra historia como chilenos, sudamericanos, latinos e incluso humanos. Frente a la segunda parte, aún no se hace nada muy efectivo por cambiar las cosas.
Fútbol- o deportes en general- ofertas, tetas en la televisión y chismes. Eso es lo que llena la canasta que tenemos para recibir información en nuestro cerebro. No es que no pensemos- que es lo que da para pensar como primera impresión- sino que no queremos pensar. Eso es mucho más peligroso.
Uno de los blogs que se puede leer entrando al diario La Tercera, hablaba sobre el conflicto de los límites con perú. Es impresionante la cantidad de opiniones que se puede leer y que muestran que, al parecer, esa canasta esta saturada de falta de información, de nacionalismos sin sentido y de odios.
No queremos pensar. Por eso nos cae tan bien la nueva política del "pan y circo" que nos están dando como si fueramos palomas de plaza de pueblo. Mientras nos atacamos entre chilenos y peruanos, mientras nos fijamos en que a una bailarina se le salió una pechuga del vestido y celebramos los goles de Chile en el mundial, siguen pendientes las materias que de verdad importan y que tendrían una solución más completa con un poco de nuestra atención.
El gran problema que tenemos no es que haya unos pocos que controlen todo, sino que los dejamos hacerlo. Son dos las cosas que se juntan para que se de el escenario que tanto se critica pero sobre el que pocos actúan para poder cambiar. Primero, el hecho de que efectivamente es un puñado de señores hediondos a biblioteca el que toma las decisiones que nos afectan a todos. Segundo, que sabiendo que es así, dejamos que sea así mientras seguimos encandilados ocupándonos de otras cosas que al final del día no van a mejorar los asuntos desde la médula.
No hay absolutamente nada de malo en darse un relajo. En reírse de algo simple o banal, o incluso en poner atención a una mujer - u hombre, para las señoritas- agraciad@ por la naturaleza. Que se convierta en una actividad diaria o casi una religión es lo terrible.
Es difícil de todos modos el cambiar algo que es casi un hábito. Sin ir más lejos, para poder sentarme a escribir tuve que apagar la tele. Pero se puede, y hasta tiene cierto nivel de gratificación cuando uno se da cuenta de que pudo.
Quizás las soluciones a los problemas o temas que de verdad tienen peso en cómo vamos a vivir los próximos días no están a la vuelta de la esquina ni las vamos a tener en la cabeza este otro lunes, pero mucho más lejana se ve la posibilidad de hacer algo productivo si ni siquiera se hace el intento. ¿Estaré equivocado? Probablemente. Pero al menos para que me digan que lo estoy, el o los que lo hagan tendrán que renunciar un rato a la dieta de pan, pelota, tetas y circo de la que hablo.
Ahora, si alguien puede encontrar soluciones a partir del mundial, la modelo de turno o cualquier cosa así, entonces haga que jamás leyó esto y yo...yo me voy a acostar.
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