domingo, 18 de julio de 2010

Relación conflictiva (Parte I)

En las calles de Buenos Aires se pudo ver, por primera vez en la historia sudamericana, la celebración ciudadana más grande que haya habido sin motivos electorales, deportivos ni por el derrocamiento de una dictadura. El pueblo argentino llevaba tiempo ya debatiendo sobre el derecho o no de los homosexuales a poder casarse y, luego de una discusión parlamentaria de cerca de 15 horas, la decisión fue positiva para las llamadas minorías sexuales (que parecieran ser cada vez menos minoritarias).

¿Y Chile? Muy bien, gracias. Si bien es predecible que en algún momento el debate se va a instalar de frentón en nuestra sociedad- ya ha habido algunos atisbos- pareciera que falta un largo trecho para llegar a una instancia decisiva como ocurrió al otro lado de la cordillera.

Pero, más allá de lo que vayamos a demorar en tomar el tema como algo serio y no sólo como un gancho propagandístico en tiempo de sonrisas y apretones de mano con miras a las urnas; vale la pena quizás hacer un planteamiento básico y simple de consideraciones sobre este "nuevo matrimonio" que, con detractores o no, se va a instalar en la mesa de discusión tarde o temprano.

En Argentina podemos tener el ejemplo de lo que el tiempo demostrará que significó esta decisión. Quizás sería bueno tener algo de prudencia y aguantar las ganas de estar en el escenario de protagonistas, para observar al menos en parte de qué forma se podrían dar las cosas de este lado de las montañas.

La decisión tomada en la tierra del tango tiene múltiples matices dignos de tener en cuenta. Uno, es el hecho de que se trata de una elección definitiva. Dar a las parejas homosexuales el derecho de contraer matrimonio no es como fijar un impuesto temporal. Si las cosas no se dan como se esperaba, si es que hubiese alguna repercusión negativa en la sociedad a raíz de los matrimonios - y adopciones, ya que van de la mano- el estado no podrá llegar y decir "no va más". Sería restringir un derecho civil que él mismo otorgó en un determinado momento, y las cosas podrían ser aún peores con una revocación de ese tipo. Es decir, el hecho ya se consumó, lo que de aquí en adelante venga, será toda materia nueva sobre una base inamovible.

Otro punto es el guillotinazo que le da el estado como ente a una Iglesia Católica- junto a otras religiones- dolida. No se debiera ver como una pérdida de poder por parte de ésta última, sino como un espaldarazo a los partidarios del gobierno por sobre credos. Sin embargo, el concepto de matrimonio y la consideración clásica de la heterosexualidad en este contrato- a ojos legales- son a su vez casi dogmas estatales históricos heredados de una España conquistadora que- curiosamente- también ha aceptado la unión nupcial entre personas del mismo sexo.

Teniendo en cuenta eso, es posible observar que quizás la aceptación de este nuevo vínculo vaya más por las características clásicas de una ideología política representada en este momento por la presidenta de Argentina, que por un espíritu republicano de verdad, que apunte al hecho de que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos.

El concepto de familia cambió. Y no sólo en Argentina, sino para toda Sudamérica, aunque el resto de los países nos demoremos 500 años más en aprobar una modificación así. Si es que se aprueba.

Como un punto aparte, está el hecho de que, se quiera o no, la jugada política de la presidenta Kirchner, fue- hasta el momento- perfecta. Hoy las minorías ya no lo son tanto, cada vez tienen más poder y en ocasiones tienen la habilidad para camuflar deseos o aspiraciones entre las líneas de los tan delicados pero manoseados Derechos Humanos. Un tema de cristal en esta parte del continente que de inmediato concentra las cámaras y las sonrisas de candidatos que quieren ganar el apoyo de estos grupos.

Acá en Chile también se usan estos temas para ganar votos. En menor escala si, pero se usan. La diferencia de Kirchner es que ella no se quedó en las palabras de debate y concretó su jugada.

Podría interpretarse que soy mal pensado al creer que esto tiene que ver con una estrategia ideada desde la Casa Rosada con miras a ganar popularidad, pero basta con considerar un punto claro, objetivo, preciso y conciso: En la actualidad, cualquier pareja homosexual que quiera compartir una vida fijando condiciones económicas, de salud u otras materias, puede hacerlo. No hay ley que lo prohíba, es tan simple como ir a un notario y que ambas partes se muestren conformes al arreglo poniendo su firma.

No hay una falta a los Derechos Humanos en el hecho de no reconocer la posibilidad a personas de un mismo sexo de contraer matrimonio. Quizás sí puede decirse de una sociedad que hace suya esta posibilidad, que es más abierta, menos conservadora o que ve las cosas con un prisma diferente, sin querer estar diciendo tampoco que los que no toman la opción sean países malos, retrógrados o intolerantes. No caigamos en el pecado de obligar o sentirnos obligados a aceptar de todo por no ser "discriminadores". Opiniones hay en todo y para todo.

Nuestros vecinos ya decidieron y, de paso, comenzaron la cuenta regresiva para que las mismas aspiraciones crucen con más fuerza la cordillera y de una vez por todas se instalen en nuestro país. Lo que finalmente ocurra, va a depender de lo que comencemos a considerar, apreciar y debatir desde ahora.

1 comentario:

  1. Creo q el futuro lleva de su mano la tolerancia, es cierto que es dificil de aceptar y entender, pero tambien es cierto que lo nuevo nos asusta, nos atormenta.

    Sin embargo las cosas ya estan, la homosexualidad es una realidad, no una enfermedad, es una opción y no una desviación.

    Pues entonces el matrimonio, para quienes así lo quieran debiesen ser una realidad y una opción para todos aquellos que así lo quieran.

    El matrimonio civil no es mas q un acuerdo, economico y social, es un arreglo que se impone a los contratantes para con ellos y el resto de nosotros. No entra en este concepto la intolerancia y discriminación mas q desde un punto de vista "Religioso" q apelando a la palabra de dios indica q hombres y mujeres nacen para estar juntos, y HyH o MyM no coinciden, no es natural, no se reproducen...

    Bueno, yo creo q si los 6 billones de seres humanos q poblamos este mundo, no le es suficiente a Dios...entonces no se q mas quiere.....

    ---Aclaración----: en un parrafo dijiste q para poder fijar regulaciones de tipo economicas de salud u otras materias es cosa de ir donde un Notario...bueno te explico q eso no es tan así...puesto q sin embargo, si se pueden regular ciertas cosas de una relación en vida...en el caso de morir uno de los dos no hay acuerdo q valga mas q aquel contrato llamado "matrimonio"...es decir si una persona acuerda dejar su casa a su pareja, esto no tiene mayor valor legal, en este casoi queda para los herederos, (ascendientes, desendientes u conyuge sobreviviente). Saludos.
    Ignacio Avello.

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